La capacidad de diferenciarse de la
competencia, permite a una empresa generar una posición única y exclusiva en el
mercado.
El consumidor compara entre las marcas
existentes en el mercado, y tiene una mayor tendencia a escoger aquellas marcas
que se diferencien de forma positiva del resto, suponiendo esta diferenciación
un valor relevante.
Nuestra empresa deberá estudiar aquellos factores
internos y externos que condicionen su estrategia de diferenciación, y
luego optará por diferenciarse de las empresas competidoras a través de alguno
o algunos de los siguientes elementos:
Diseño: en el caso de ser un producto, la
innovación, la creatividad o la aplicación pueden ser factores que permitan
diferenciarnos. Es importante combinar el diseño con las necesidades del
cliente y la viabilidad de la producción, ya que es frecuente encontrar nuevas
propuestas de productos o de envases que por cuestiones de rentabilidad o
de tecnología finalmente no se pueden producir.
Producto o Servicio: el objetivo es ofrecer un producto o
servicio que logre diferenciarse a través de alguna característica adicional
que complemente su función básica. La empresa que consiga ofrecer en primer
lugar esta característica obtendrá una ventaja sobre sus competidoras.
Calidad: a través de la calidad podemos fidelizar a
nuestros clientes, lograr indices elevados de satisfacción y asociar nuestra
marca a una garantía de larga duración, mejores resultados o superioridad
tecnológica. La certificación de normas de calidad como pueden ser las normas
ISO o UNE puede reforzar nuestra imagen.
Flexibilidad: ante un mercado que cambia sus necesidades
o preferencias, la capacidad y rapidez de adaptación es una forma de
diferenciarse de la competencia. Si nuestra empresa puede adaptarse antes que
el resto a un incremento de demanda o una variación en el producto, logrará
incrementar su cuota de mercado.
Precio: diferenciarse por precio es una opción que pueden llevar a cabo
aquellas empresas que pueden producir a menor coste que sus competidoras,
gracias a factores como pueden ser sus economías de escala o a su capacidad de
negociación con proveedores.
Comunicación e Imagen: el consumidor puede percibir una imagen
diferenciada a través de campañas de publicidad de gran creatividad o
promociones muy atractivas que consigan permanecer en la mente del consumidor
asociadas a nuestra marca.
Personal y Atención al cliente: la formación y competencia de los
empleados, la credibilidad, la fiabilidad, el servicio posventa o la capacidad
de respuesta, son puntos que pueden generar una relación estable con un cliente
y lograr fidelizarlo.
Distribución: nuestros clientes pueden dar un gran valor
a aspectos como la cobertura, fiabilidad, canales de distribución, tiempos de
entrega. Ser los más rápidos o los que tienen la mejor red de distribución,
pueden diferenciarnos de nuestros competidores.
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